Preparando un nuevo curso con Encuentros que cambian la vida

Hay pocos encuentros que nos cambian profundamente la vida. Esas veces cuando te topas con alguien en la calle, a lo mejor en casa o en el trabajo, pero sales diferente. Uno de ellos tuvo lugar en Roma cuando, estando en el seminario, me topé con un joven en el comedor a desayunar, un becario que había venido desde los EEUU para unas 6 semanas de prácticas en el departamento legal. En aquel momento parecía algo casual o arbitrario, pero hasta el día de hoy sigo en contacto con él y me sigue haciendo mejor persona y acercando a Jesús.

Durante la Pascua hemos estado leyendo muchos de estos encuentros en el Evangelio de la misa diaria. ¡Cuántas personas se encontraron y transformaron al haber encontrado a Jesús vivo y resucitado! Pedro, que le había negado tres veces, se encuentra con un almuerzo, tres preguntas y una misión renovada. Y es el mismo que poco después tiene la valentía de enfrentarse al Sanedrín y todas las autoridades, por el nombre de Jesús.

María Magdalena, Juan, Tomás y muchos otros discípulos se encuentran con un Jesús vivo que les transforma. Y cuando leemos los Hechos de los Apóstoles, otros miles de hombres y mujeres también se transforman a través de un encuentro con estos apóstoles, testigos de Jesús vivo.

Este nuevo curso que viene de 2022-23 en la localidad de Regnum Christi en Barcelona queremos generar estos encuentros transformadores en nuestra comunidad evangelizadora para testimoniar cada vez más en comunidad la presencia de Jesús y su misión.

En 2020-21, juntos trabajamos para enfocar bien nuestro trabajo apostólico, para hacerlo con una mayor calidad y profundidad. Y este curso presente hemos intentado comunicar con más claridad nuestra identidad y espiritualidad como Regnum Christi.

Pero ahora nos toca lo más importante, porque si tenemos un espacio y un ritmo que nos permite lo esencial, si lo sabemos comunicar con acierto, pues eso sólo se puede llevar a cabo en la vida comunitaria auténtica. Allí donde nos acogemos, nos unimos en la oración, no tenemos miedo a confrontarnos con nuestras diferencias, y donde se genera una misión común – ¡allí está Jesús vivo y activo!

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